miércoles, 3 de diciembre de 2014

LAS HABILIDADES SOCIALES

Prácticamente todo el mundo conoce a personas que pueden describirse como interpersonalmente hábiles o socialmente competentes. Se trata de individuos que parecen poseer la habilidad de relacionarse con los demás de una forma eficaz y que resultan muy reforzantes para aquellos con quienes interactúan. En un acto social, son personas que entablan relaciones con facilidad, conversan con otros, transmiten y recaban información sin tropiezos durante las conversaciones y dejan a los demás con una agradable sensación después de la interacción. 


Algunas personas parecen haber desarrollado un estilo social que les permite alcanzar resultados interpersonales reforzantes, logrando, al mismo tiempo, que los demás se formen una opinión favorable de ellos; expresiones como "extrovertido", "asertivo" y "socialmente hábil" se emplean para describir a los que poseen tales capacidades. Por otro lado, los problemas interpersonales son una característica definitoria de muchos trastornos emocionales y conductuales.

Pero... ¿qué son las habilidades sociales?

Podemos definir las habilidades sociales como aquellas conductas aprendidas que ponen en juego las personas en situaciones interpersonales para obtener o mantener reforzamiento del ambiente. Así, las habilidades sociales pueden considerarse como vías o rutas hacia los objetivos de un individuo.
De esta forma, las habilidades sociales son el conjunto de conductas útiles para relacionarte satisfactoriamente con los demás. Son las aptitudes que los humanos utilizamos más habitualmente y que en mayor medida determinan nuestro grado de felicidad, pero paradójicamente también son las que menos nos hemos esforzado por estudiar y comprender. Quizás porque creemos que no hay nada que entender.


Pese a que hay mucha gente que se considera incapaz de desarrollarlas por frenos psicológicos como la timidez o fobia social, las habilidades sociales no son innatas. No has nacido programado de serie con mejores o peores habilidades, y eso tiene dos implicaciones muy positivas:
  • Aunque lo habitual es que las adquieras durante los primeros años de vida, son conductas y por lo tanto también las puedes aprender durante la etapa adulta.
  • La psicología ha convertido estas conductas en ciencia y ha detectado cuáles son los patrones que permiten interactuar mejor con nuestro entorno, por lo que la solución es que los conviertas en un hábito.
Ejemplos de habilidades sociales son:
  • Asertividad: Una forma de comunicarte en la que defiendes tus derechos, expresas tus opiniones y realizas sugerencias de forma honesta y no agresiva. De hecho, la asertividad no es más que respetarte a ti mismo respetando a los demás. Decir lo que realmente piensas controlando el mensaje que quieres transmitir para que no sea demasiado agresivo o frágil. Aunque parezca sencillo, mucha gente todavía tiene que aprender a hacerlo.
  • Empatía: La empatía permite hacer referencia a la capacidad intelectiva de todo ser humano para vivenciar la forma en que otro individuo siente. Esta capacidad puede desembocar en una mejor comprensión de sus acciones o de su manera de decidir determinadas cuestiones. La empatía otorga habilidad para comprender los requerimientos, actitudes, sentimientos, reacciones y problemas de los otros, ubicándose en su lugar y enfrentando del modo más adecuado sus reacciones emocionales.
  • Habilidades conversacionales: Tradicionalmente se han relacionado con la habilidad para iniciar, mantener y finalizar conversaciones.
  • Habilidades para interactuar con el sexo opuesto.
  • etc

El entrenamiento de habilidades sociales supone que, independientemente de por qué un cliente no haya aprendido a manejar con éxito ciertas interacciones personales, puede aprender competencias conductuales más efectivas si se definen con claridad las competencias deseadas y si se aplican sistemáticamente los principios del aprendizaje para incrementarlas. Dado que el entrenamiento exige que el cliente practique y repase activamente nuevas respuestas ante las situaciones problemáticas, éste se ve implicado activa y directamente en el tratamiento, en lugar de ser un receptor pasivo de los consejos o interpretaciones del terapeuta.

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