domingo, 27 de septiembre de 2015

OBSESIONES Y COMPULSIONES. TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC)

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad. Se caracteriza por la aparición de obsesiones y compulsiones recurrentes que causan en la persona una marcada incomodidad en su vida cotidiana.


Las obsesiones son ideas, pensamientos, imágenes o sonidos recurrentes y persistentes que son experimentados como intrusos o inapropiados. Las obsesiones son egodistónicas, es decir, que son vividas, por lo menos al comienzo, como pensamientos repugnantes y sin sentido, que la persona intenta ignorar o suprimir con algún otro pensamiento o acción.

Las compulsiones son comportamientos o actos mentales repetitivos que la persona se siente impulsada a realizar en respuesta a una obsesión, o conforme a reglas que deben ser aplicadas rígidamente. Las compulsiones tienen el objetivo de reducir la ansiedad o la angustia que traen las obsesiones; o de prevenir algún suceso o situación temida. Sin embargo, estos comportamientos o actos mentales no están conectados de manera realista con lo que quisieran neutralizar o prevenir, o son claramente excesivos.
“No podía hacer algo sin un ritual. Estos rituales trascendían a todos los aspectos de mi vida. Cuando ponía mi despertador, tenía que hacerlo en un número que no sumara un “mal” número. No podía hablar de la muerte porque me preocupaba que algo malo le sucediera a mis padres”

 

Tipos de obsesiones y compulsiones

  • Relacionadas con la agresión: temor a hacer daño a los demás, o a uno mismo, a insultar o proferir obscenidades, a dejarse llevar por los impulsos, a que pase algo terrible, a ser el responsable de una catástrofe.
  • Sobre la suciedad y contaminación: Mostrar desagrado exagerado por las secreciones del cuerpo, por la suciedad y gérmenes, por la contaminación ambiental, por contraer una enfermedad, por que otras personas caigan enfermas o por la higiene del hogar.
  • Necesidad de limpiar y lavar: Lavado exagerado de manos, cuerpo, dientes, arreglo personal de forma ritual, medidas exageradas para evitar un contagio o para eliminar contaminantes.
  • Sexuales: Pensamientos o impulsos sexuales prohibidos o perversos que pueden involucrar a niños, animales, cuestiones referidas a la homosexualidad o al incesto.
  • De acumulación y colección: Tendencia a acumular todo tipo de cosas hasta que la casa se vuelve inhabitable. El enfermo tiene deseos de ordenar, pero no es capaz de hacerlo nunca.
  • Religiosas: Ideas o imágenes religiosas con características sexuales aberrantes. Pueden sentir no haberse confesado bien o haberlo hecho con mala intención e intentan repetir el acto numerosas veces de iglesia en iglesia.
  • Necesidad de simetría y orden: La persona ordena y organiza de forma milimétrica. En algunos casos, siente la necesidad de contarlo todo.
  • Sobre el propio cuerpo: Arrancarse pelos de cualquier parte del cuerpo, morderse las uñas, los dedos, rascarse de forma excesiva.
  • Rituales de repetición: Entrar o salir por la puerta, levantarse o sentarse en la silla.
  • Compulsiones varias: Necesidad de saber, recordar, ver ciertos colores o números-que indican buena o mala suerte- sonidos que irrumpen en la mente con algún significado. Urgencia por decir, confesar, preguntar, tocar o tomar medidas de prevención para no hacerse daño a sí mismo o a los demás o para evitar un suceso terrible.

Muchas personas sanas pueden aceptar tener algunos de estos síntomas de TOC, tales como revisar la llave de gas varias veces antes de salir de la casa. Pero se diagnostica el trastorno cuando dichas actividades consumen más de una hora al día, son muy angustiosas o interfieren con la vida diaria.

D. Francisco Pérez es Licenciado en Psicología, Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Especialización Didáctica, Especialista en Terapia Cognitiva y Conductual Infanto-Juvenil y colegiado nº AO-06199. Ejerce su profesión en su consulta privada en Jaén capital.
 
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miércoles, 9 de septiembre de 2015

DEJAR ATRÁS EL PASADO

El pasado es algo que nos acompaña a lo largo de nuestra vida. El lugar del que venimos actúa como una base para conformar quiénes somos, cómo actuamos y cómo pensamos acerca del mundo que nos rodea. Influye no sólo en nuestra perspectiva de vida, sino en muchas más cosas que ahora mismo ni siquiera imaginamos, como las sensaciones y emociones que tenemos ante algo o alguien que no conocemos y del que no tenemos información.


Todas las personas podrán recordar momentos buenos y malos de su trayectoria vital. Sin embargo, existe gente que parece tener una increíble facilidad para estar todo el día reviviendo su pasado. Pasar el día recordando aquello que sucedió antaño (tanto si es malo o bueno) no es precisamente la mejor opción para seguir con nuestras vidas, sino todo lo contrario. Nos mantiene estáticos, nos impide movilizar nuestra energía para realizar nuevos proyectos o, simplemente, disfrutar del día en que nos encontramos.

El problema surge cuando nuestro pasado no nos deja continuar hacia adelante con nuestra vida. Los recuerdos sobre aquello que fue o no fue vuelven a nuestra cabeza una y otra vez, haciendo interferencia con el momento actual en que nos encontramos, impidiéndonos disfrutar del instante que vivimos. Es en este punto cuando debemos tomar conciencia de que el pasado ya pasó (valga la redundancia) y que es en el presente donde nos encontramos.

Recordar aquello tan terrible que nos sucedió, lo mal que se portaron con nosotros, etc. trae de vuelta a nuestra cabeza aquellas emociones de malestar, culpa, vergüenza, rencor… que nos vuelven a hacer daño de nuevo una y otra vez, ¿nada productivo, verdad? Estas personas que se focalizan demasiado en el pasado, corren el peligro de caer sumidos en una gran tristeza o depresión, presas de sus desgracias e inmóviles ante un presente-futuro nada prometedor, ya que esto nos puede llevar a pensar que nuestra vida está destinada a la desdicha.


Es importante saber que para superar el pasado, en primer lugar debemos asumir que no va a cambiar, que debemos aceptar las cosas tal como fueron y dejarlo estar. Resulta fácil decirlo, sí, pero pasar página es imprescindible. Para ello, algunas de las cosas que debemos intentar hacer son:

1. Alza la vista hacia el mundo que te rodea. 

 

Levantar la vista de tu ombligo para pasar a mirar el sitio en el que estás y la gente que te rodea puede ser un buen primer paso para seguir hacia adelante.

 

2. Olvida a aquellos que te hicieron daño.

 

Como ya se ha dicho, vivir rememorando aquello que tanto nos hizo sufrir impide que se cierren esas heridas. Y, que quede claro, guardar resentimiento hacia esa persona (e incluso mostrárselo abiertamente) muchas veces no va a conseguir que el otro se sienta peor sino que somos nosotros los que más nos anclamos en aquello que sucedió.

3. Perdónate a tí mismo.

 

Comprender que las cosas que hicimos mal ya no pueden deshacerse. En vez de culparnos a nosotros mismos por haber actuado de una determinada forma y no de otra, sería más productivo buscar por qué hicimos eso. ¿Cuáles fueron los deseos, motivaciones o miedos que nos llevaron a hacer las cosas de ese modo?

4. Encuentra un sentido a tu vida.

 

Tener objetivos y metas en la vida nos permite afrontar los malos momentos. Saber que hay algo por lo que merecerá la pena seguir, nos da aliento para soportar las adversidades puesto que sabemos que cuando éstas terminen, podremos hacer aquello que anhelamos.

 

5. Volver a empezar. 


A lo largo de nuestra vida, podemos encontrarnos en situaciones que se nos exijan tener que volver a empezar desde cero. A pesar de que en un primer momento veamos todo negro, debemos pensar que eso no es así. Que nosotros no veamos las diferentes alternativas que tenemos no significa que éstas no existan o que no vendrán en un futuro.

Fuente: Psicopedia.

 
D. Francisco Pérez es Licenciado en Psicología, Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Especialización Didáctica, Especialista en Terapia Cognitiva y Conductual Infanto-Juvenil y colegiado nº AO-06199. Ejerce su profesión en su consulta privada en Jaén capital.
 
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¡Porque nuestra salud mental es lo más importante!