martes, 10 de febrero de 2015

LA TERAPIA DE CONDUCTA EN PROBLEMAS DE PAREJA

La gran resistencia cultural a asimilar planteamientos científicos en los temas relacionados con el comportamiento humano ha sido una constante de nuestra civilización. Los medios de comunicación de masas y la "prensa del corazón" suelen ser exponentes representativos de "culturización" idealista en estos temas. El saber popular, fiel reflejo del contexto cultural, y cuantos tímidos intentos se hicieron desde una perspectiva algo más profesional han estado impregnados también de cierto idealismo. El "estar o no estar enamorados" viene a ser el factor causal relevante. Cuando una pareja "está enamorada" transcurren sus relaciones con normalidad; en cambio los problemas comienzan cuando uno u otro deja de "estar enamorado". El amor se convierte así en el elemento explicativo por excelencia: "el amor lo vencerá todo". Claro está, "amor" es una palabra que no se sabe qué define, cómo se adquiere ni cómo se pierde, y ante la que, por su falta de concreción y operatividad, no sabremos qué hacer. El planteamiento derrotista de la resignación no es ni más ni menos que una consecuencia lógica del planteamiento idealista, vago e inconcreto del amor: "o se está o no se está enamorado, y si no... ¡qué le vamos a hacer! ¡resignación!".


La aproximación de la terapia del comportamiento a la problemática de pareja es altamente estructurada y explícitamente didáctica. Enfatiza los principios de aprendizaje y se orienta no sólo hacia el cambio de conducta sino también, y sobre todo, hacie el entrenamiento en habilidades de cambio de conducta. En este enfoque las parejas aprenden a realizar análisis funcionales de sus propias conductas y de las de su compañero y a utilizar procedimientos específicos tales como el reforzamiento positivo, el moldeamiento, etc.


El objetivo básico de este enfoque es el entrenamiento en habilidades de comunicación y de solución de problemas con el fin de que la pareja resuelva, de modo autónomo, no sólo sus problemas actuales sino también aquellos que en un futuro pudieran plantearse. El terapeuta conductual de pareja no se centra en la resolución de problemas específicos sino más bien en el proceso por el que las parejas adquieren una serie de habilidades para llegar a solucionarlos.

El papel del terapeuta se parece al de un maestro de habilidades de comunicación que intenta que la pareja adquiera la competencia necesaria para funcionar con idependencia de él. En este sentido constituye una aproximación preventiva, en tanto en cuanto las parejas abandonan la terapia con los medios suficientes para resolver sus problemas en el futuro.
Sin el amor que encanta
la soledad de un ermitaño espanta.
¡Pero es más espantosa todavía
la soledad de dos en compañía!
                                                         RAMÓN DE CAMPOAMOR


Francisco Manzaneda es Licenciado en Psicología, Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Especialización Didáctica, Especialista en Terapia Cognitiva y Conductual Infanto-Juvenil y colegiado nº AO-06199. Ejerce su profesión en su consulta privada en Jaén capital.
 
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