martes, 5 de mayo de 2015

¿QUÉ SON "LOS NERVIOS"? APRENDE A CONTROLARLOS

"¡Qué nervioso estoy!", "estoy hecho un manojo de nervios", "me encuentro tan nerviosa que voy a estallar"... Todo el mundo les echa la culpa cuando las situaciones se escapan de las manos, cuando hay muchas cosas que hacer y muy poco tiempo, cuando se tiene miedo o se avecina un momento importante... ahí están los molestos nervios. Pero, ¿qué son exactamente los nervios?

No, nos estamos refiriendo a la parte del sistema nervioso con forma de filamentos. Los famosos "nervios" son el resultado físico y psíquico de una situación de ansiedad. La manifestación es clara: una persona dominada por la tensión, inquieta, intranquila, que se mueve de un lado para otro, con una agustia más o menos intensa, que puede estar irascible y hasta agresiva. Pero también tienen consecuencias físicas como la taquicardia, el temblor de manos, la sudoración y hasta crisis diarreicas. Todo ello es llana y puramente ansiedad, un estado de alerta del organismo que reacciona ante un estímulo que se vive como una amenaza.


En principio, la ansiedad surge cuando hay una mala conexión entre el sujeto y las exigencias del medio ambiente. Puede que estas sean excesivas o puede que el sujeto disponga de pocos recursos personales y resistencia ante los contratiempos. Otras veces, la ansiedad entra dentro del marco de una enfermedad psiquiátrica, como un síntoma más o, a veces, el más importante: las depresiones ansiosas o las crisis de ansiedad.

Estos "nervios" o estados de ansiedad pueden ser esporádicos y momentáneos, o bien mantenerse en el tiempo y hasta hacerse crónicos. Hay personas que siempre están nerviosas. Los efectos son ciertamente negativos y se ven a diario, tanto si uno los sufre como si ve a una persona ansiosa. A largo plazo, la ansiedad mantenida puede acarrear trastornos de tipo psicológico, como depresiones o alteraciones importantes del sueño.


Ante los "nervios" lo ideal es contrarrestarlos desde el punto de partida. Nunca deben ponerse como escudo o justificación de una conducta inadecuada o ineficaz. Hay que partir de una idea: nada es tan importante ni tan imprescindible como parece a primera vista. Hay que darle a cada cosa su justa importancia. Sólo cuando los "nervios" sean incontrolables o la ansiedad empiece a tener repercusiones psicológicas hay que acudir al especialista y posiblemente seguir un tratamiento específico.


D. Francisco Pérez es Licenciado en Psicología, Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Especialización Didáctica, Especialista en Terapia Cognitiva y Conductual Infanto-Juvenil y colegiado nº AO-06199. Ejerce su profesión en su consulta privada en Jaén capital.

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