La Gatoterapia, un novedoso tratamiento antiestrés con tu felino
La Gatoterapia es un tratamiento tradicional contra los síntomas del estrés, la ansiedad
y el bajo estado de ánimo con la ayuda de gatos domésticos. Puede
ayudarte a mejorar tu salud física y mental y tu calidad de vida global,
a través de la interacción amistosa entre el gato y la persona.
Gatos y humanos: un poco de historia
Ya en tiempos
ancestrales, el ser humano ha encontrado en ciertas especies animales
una buena dosis de compañía y afecto. Además de la domesticación de los
animales con el fin de preservar el sustento alimenticio (carne, leche),
el abrigo (pieles, lana) y el desplazamiento (caballos), algunas
especies han mantenido una relación de cariz más íntima con el hombre.
En este sentido, dos de los animales que tradicionalmente han
desempeñado ese rol son el perro y el gato, aunque cabe
señalar que en el caso del can, su labor también solía vincularse a la
caza, el pastoreo y la seguridad de la morada.
El gato (felis silvestris catus)
es un pequeño mamífero predador. Los orígenes de la especie, o por lo
menos sus primeros reportes científicos, se sitúan en el sur de Egipto en el año 3000 aC.
En esos tiempos lejanos, los gatos ya gozaban de una gran
consideración, hasta el punto de que los humanos les otorgaban una
categoría de divinidad. Desde Egipto fue extendiéndose hacia otros
muchas regiones, a través del comercio, fue fiel compañero de brujas,
magos y curanderos. Posteriormente, fue acogido como cazador doméstico
de pequeños animales roedores, que podían propagar enfermedades. En este
sentido, el gato era un seguro de salud para el hombre. Además, fue
paulatinamente creciendo su rol de amigo y compañero doméstico.
Muchas personas aseguran que la compañía del gato les reporta múltiples beneficios. Actualmente, existen más de cuarenta especies diferentes de felinos,
cada uno con sus características propias: pelajes de todos los colores y
formas (e incluso sin pelaje), con cola larga, cola corta, sin cola,
con estructuras craneales muy distintas, etcétera.
El gato: descubriendo su personalidad y sus ‘propiedades antiestrés’
El gato es un animal muy
autónomo, como ocurre con el resto de felinos. Su vínculo con los
dueños de la casa se fundamenta en una especie de pacto de respeto mutuo.
La compañía de un gato, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de
psicofármacos, contribuye a lograr buenos niveles de relajación sin el
efecto secundario de perder el contacto con la realidad o ciertas cotas
de conciencia. Acariciar un gato puede reducir el estrés, así como
disminuir el nivel de presión sanguínea y la frecuencia de latidos del
corazón. Por su parte, el ronroneo
característico del gato (sonido que emite el felino cuando está cómodo y
seguro) tiene un efecto positivo en el estado de ánimo de las personas,
fomentando el buen humor y proporcionando confianza y seguridad. Las
señales de afecto que el gato nos proporciona también tienen un efecto
positivo en nuestra psique, ayudando a enfermos convalecientes a salir
adelante de su situación gracias a su simple presencia.
Compañía felina, siempre bienvenida
Muchos especialistas recomiendan a personas que viven solas la compañía de un gato.
Además de los aspectos positivos en la salud mental que ofrecen los
pequeños felinos, los gatos no requieren de grandes cuidados, en
comparación con, por ejemplo, los perros. Vivir acompañado de un gato
también nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos y aceptarnos
tal cual somos: los gatos no nos juzgan, no diferencian entre guapos y
feos o ricos y pobres; solo reciben cariño y lo devuelven a su manera,
de una forma completamente natural y sin artificios.
Las familias que conviven cerca de un gato también logran algunos beneficios psicológicos,
puesto que fomentan y refuerzan la comunicación entre padres e hijos y
entre hermanos. Además, la convivencia familiar con animales enseña a
los niños a responsabilizarse de ciertas tareas, a respetar y amar a
otras especies, y esto redunda en el refuerzo de actitudes sosegadas,
relajadas y de distensión del estrés.
Salud mental, Gatoterapia y algunos datos
Los beneficios de la Gatoterapia en
personas con algún tipo de discapacidad física o psíquica o con alguna
clase de trastorno emocional o psíquico, han sido estudiados. Por
ejemplo, entre los trastornos asociados a demencias (Alzheimer), el Autismo, el Síndrome de Down, el TDAH y los trastornos conductuales en niños y en trastornos del estado de ánimo, los beneficios parecen claros.
En los Estados Unidos, varios estudios revelaron que los pacientes aquejados de cardiopatía
reportaron una progresión mejor y más rápida si convivían con un
felino, incrementando así el porcentaje de supervivencia un año después
de haber padecido un episodio agudo como por ejemplo, un infarto
(Friedmann y Thomas, 1995).
Las personas que viven con gatos en casa
tienen una probabilidad más baja de fallecer a causa de un infarto.
Esta fue la conclusión a la que llegaron varios investigadores de la
Universidad de Maryland. En el caso de la convivencia con perros, no se
reportó el mismo efecto protector, posiblemente debido a los cuidados
diarios que requieren los canes: los dueños de perros estuvieron en
probabilidades cercanas a la media.
Varias asociaciones y fundaciones
nacionales dedicadas a mejorar la calidad de vida de personas con
trastornos mentales graves emplean a gatos como parte de la terapia. En
niños autistas, por ejemplo, los gatos tienen distintos efectos
positivos. Obviamente el gato no puede curar una psicopatología severa,
pero sí se ha observado que el contacto de los enfermos con los felinos
les aporta buenas dosis de felicidad, les devuelve la sonrisa, especialmente a aquellos que sufren de una vida bastante solitaria.
El caso de los ancianos que viven en residencias geriátricas
también es especialmente positivo en lo que refiere a los beneficios de
convivir con gatos. Distintos estudios señalan que el contacto diario
con un adorable gato, al que pueden interpelar, acariciar y cuidar,
puede ayudar al anciano a verbalizar sus emociones y sentimientos, así
como los recuerdos de su infancia. Estimular su memoria y expresar
anécdotas y relatos de su vida pasada es algo realmente importante en
pacientes con demencias seniles o Alzheimer, porque esta gimnasia mental
resulta un factor básico a la hora de retrasar la degeneración de la
calidad neuronal, culpable de la pérdida progresiva de memoria. El
sentido táctil, pudiendo acariciar el gato y notar su ronroneo cuando
está feliz estimula algunas terminaciones nerviosas que evocan
recuerdos.
Los gatos no son juguetes
Se puede adoptar un gato acudiendo a la protectora de animales
más cercana. Incluso, si lo estimas oportuno (aunque deberías
evitarlo), puedes adquirir un cachorro en una tienda especializada en
animales domésticos. Pero no debemos dejar de ser conscientes que un
gato es un ser vivo, que tiene necesidades y sufre. Esto implica una
responsabilidad hacia él. El gato debe ser desparasitado y vacunado
convenientemente, además de que en la mayoría de países debe llevar un
microchip identificativo.
Si este último párrafo está claro, solo
podemos invitarte a gozar de la grata compañía de uno de los animales
más amigables, misteriosos y beneficiosos para tu salud que pueda haber.
Fuente: Psicología y Mente
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